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sábado, 1 de octubre de 2011

EL EMBRIÓN EN NOSOTROS.-


UNA BÚSQUEDA FENOMENOLÓGICA DEL ALMA Y LA CONSCIENCIA DEL CUERPO PRENATAL

Este artículo presenta un enfoque evolucionado de la embriología que dignifica al embrión frente a la postura científica dominante, que lo relega a una especie de estadio prehumano por no poseer una ‘mente funcional’. Frente a ello Jaap van der Wal defiende que el embrión es ya un ser, un ser humano en una determinada etapa evolutiva, y merece que nos aproximemos a él como tal.

¿Mente en un embrión?

En la visión moderna de la neuropsicología, el embrión no tiene muchas opciones de ser aceptado como un ser con una mente, un ‘alma’. En un embrión, la más mínima manifestación de una mente funcional está ausente por completo. Después de varias semanas, en el embrión se puede discernir una primera organización cerebral. Debes esperar a la fase fetal para ver algún sustrato de fisiología cerebral, que pueden ser movimientos o la deducción de que tiene lugar alguna actividad bioeléctrica cerebral. Así como tu cuerpo en la filosofía moderna somática ha sido ‘vaciado’ y ‘difuminado’ (‘no estás presente en tu cuerpo, sino que tus sensaciones corporales son proyecciones ilusorias de tu cerebro’, ‘no hay un ser o alma viviendo en tu cuerpo’), el embrión ha sido declarado como descerebrado y por tanto rebajado a un ser inconsciente.

Me gradué como embriólogo en los años sesenta y setenta del siglo pasado. En aquel entonces, el debate sobre el alma y la mente aún estaba abierto; aún no había sido apartado y destruido por los pensadores neurofisiólogos daltónicos y tuertos. En este contexto, me encontré con el trabajo del embriólogo alemán Erich Blechschmidt (1904-1992). Muchos osteópatas y terapeutas craneosacrales consideran el modelo bioquinético de desarrollo embrionario expuesto por Blechschmidt como una buena explicación de los procesos que rigen la formación del cuerpo y los órganos. Sin embargo, como fenomenólogo no estoy muy interesado en las causas y explicaciones, sino en el entendimiento y la finalidad. Soy un embriólogo en busca del espíritu, de un principio activo ‘detrás’ de los órganos formados y del cuerpo. Busco el principio en acto (el espíritu) que intenta realizarse a sí mismo mediante y a través de la dimensión ex acto del cuerpo. Concibo el cuerpo como ‘acto’ y la entidad psicosomática que también somos como el ‘actor’. El realizador (‘hacedor’) y lo realizado. Considero el cuerpo como el resultado aparente de un acto formativo, un acto creativo, si se quiere.

Un embrión con alma

Para mí las preguntas importantes para entender el embrión humano eran por ejemplo: ¿quién o qué se realiza a sí mismo allí? ¿Qué estamos realmente haciendo cuando somos un embrión? ¿De qué manera existimos allí y en ese período? Pues existimos, por supuesto, como un ser de alma y cuerpo, porque así es como me experimento a mí mismo en cada segundo de vida. No es que mis músculos me muevan; soy yo quien muevo mi brazo. Aparentemente lo hago con mi cuerpo (un aparato de locomoción como condición necesaria pero no suficiente), pero mi cuerpo no me mueve a mí. Se pueden ampliar los conceptos de E. Blechschmidt al reconocer que un embrión presenta conductas. Está (aún) dando forma a su cuerpo, se mueve, actúa (literalmente). La primera manifestación de conducta que mostramos, como el ser de cuerpo-mente psicosomático que somos, es nuestra conducta morfológica; nuestra primera manifestación de conducta es, de hecho, nuestro cuerpo mismo.


Artículo de 9 páginas en que Jaap van der Wal, médico holandés especializado en anatomía y embriología, desarrolla su enfoque acerca del embrión. Puedes leerlo completo en el núm. 89 de la Revista Athanor (septiembre - octubre 2011).