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viernes, 30 de septiembre de 2011

NIÑOS AL COLE, PADRES A LA ESCUELA

Uakix: Niños al cole. Padres a la escuela. from Revista Uakix on Vimeo.


La educación es lo que queda cuando se ha olvidado todo lo aprendido en la escuela"
Albert Einstein

este y mas textos pueden verse en http://www.altaeducacion.org

Publicado por Violeta Zurkan el 29 de setiembre de 2011:

“SER PADRE ES UNA TAREA DIFÍCIL, así que a menos que estés preparado para llevar a cabo esta ardua tarea no te conviertas en padre. La gente sigue convirtiéndose en padres y madres sin saber qué están haciendo. Estás trayendo una nueva vida al mundo; será necesario extremar el cuidado”
Osho



“La educación tendría que pasar de ser un órgano reproductor de la sociedad que tenemos a ser un órgano de fomento de la evolución. Habría que dejar de usar la educación como SISTEMA DE ADOCTRINAMIENTO o de reclutamiento para esa sociedad. Hay un elemento despótico: se usa la escuela para domesticar. Tendríamos que usar la educación para formar seres completos”

“LE ROBAN AL NIÑO MUCHAS HORAS DE SU VIDA durante muchos años de escuela. Lo mantienen en una incubadora, inmóvil en la clase aprendiendo estupideces que poco le van a servir para la vida. La verdad no se aprende en libros que hablan de lo que dicen otros libros. Eso es un conocimiento muerto. No hay prueba científica de que la educación de ahora sirva para el desarrollo de las personas. Por suerte, los niños tienen el buen instinto y sentido que les dice: “Esto no va conmigo, no responde a mi situación existencial”
Claudio Naranjo



“Los padres y las madres desconocemos que no necesitamos que un “profesional” nos asesore sobre cómo hacer las cosas con nuestros hijos (…) Volviendo la mirada hacia nosotros mismos y hacia nuestros hijos, desde adentro del propio sistema, somos capaces de generar el anhelado reequilibrio.

LA VERDADERA BRÚJULA ESTÁ EN CASA, bien cerquita. Y se construye simplemente uniendo un puente desde nuestro corazón hasta el de nuestros hijos”
Cristina Romero.-Publocado:Marcela Oromi.-Tendencia Vital

ÍNDIGO: HIPERSENSIBILIDAD, INTUICIÓN Y RABIA María Dolores Paoli.-

http://2.bp.blogspot.com/-cYc5KnvkS-U/Td6dAcrMwuI/AAAAAAAAAh0/XTvnrFkvEeA/s1600/nni%25C3%25B1o%2Bmolesto.jpg


Hay que recordar que nuestra misión como padres y docentes de estos niños

es servir de puente entre esa particular sensibilidad e inteligencia para ayudarlos a canalizarla

y ser útiles a la humanidad.

La hipersensibilidad de los niños Índigo se manifiesta física, emocional, psíquica y espiritualmente.

Sensibilidad física

Físicamente, sus sentidos están más activos, su vista abarca un mayor campo visual percibiendo tonalidades de colores que los adultos, vibrando en tercera dimensión, no captan. Por ello, son hipersensibles a la luz fluorescente por lo que puede presentarse una distorsión de percepción ocular lo cual acarrearía problemas de lectura y escritura. Pueden, desde muy pequeños, percibir fácilmente el aura de las plantas, animales y personas.

Utilizan su intuición visual percibiendo la energía, la frecuencia de luz, que emana de las personas u objetos. Por ejemplo, si se llama a un bebé mentalmente, intuitivamente, el bebé volteará a ver el origen de la emanación de la energía, captada inicialmente por una frecuencia de onda mental y buscará de dónde viene la luz que está percibiendo. Su alerta va más allá de sus sentidos físicos, utiliza los “suprasentidos” (extensión de los sentidos físicos que vibran en una rata más sutil pero que se apoyan en los sentidos físicos para desarrollar sus antenas interdimensionales).

Auditivamente perciben decibeles de mayor alcance por lo que son muy sensibles a ruidos estridentes, los cuales les aturden. Por otro lado, su sentido olfativo está muy asociado a la identificación. Con gran facilidad captan la vibración olfativa que emana el olor de la persona, sitios, objetos, al igual que detectan olores a distancia. Son muy sensibles a olores de químicos que los irritan y desequilibran, así como olor a tabaco, perfumes, pesticidas. En cuanto al gusto vemos que tienen preferencias e inclinaciones muy definidas desde temprana edad en la comida. Tienden más bien a ser vegetarianos espontáneamente desde pequeños, con mayor inclinación por las frutas. Desarrollan frecuentemente sensibilidad reactiva o tóxica por determinadas comidas, en especial aquellas que tienen aditivos, preservantes y colorantes. En cuanto al tacto, es el órgano a través del cual manifiestan mayor sensibilidad. Reaccionan a nivel cutáneo con urticarias y alergias a todo lo que no está hecho con materiales cien por ciento naturales, de ahí su incomodidad a las gomas de la ropa interior, las etiquetas y las mezclas de materiales sintéticos en contacto con la piel.

Los Índigo duermen menos, pudiendo descansar plenamente en cuatro horas mientras que a los adultos, de tercera dimensión, nos lleva ocho horas recuperarnos. Comen menos y tienen más energía pudiendo, como Índigo adultos, ser más productivos en menor tiempo, pues tienen la capacidad espontánea de comprimir el concepto de tiempo cronológico. Para ellos no hay tiempo lineal sino interdimensional.

Sensibilidad emocional

En cuanto a la parte emocional, su sensibilidad se manifiesta en la habilidad de leer las “agendas” de los demás pues, a través de sus “suprasentidos”, perciben a nivel celular lo que está sucediendo. Por ello no aceptan el juego del poder, de la autoridad. Ellos captan que la autoridad es un mecanismo de control basado en el temor y ésta es una energía propia de tercera dimensión que no tiene cabida en la cuarta dimensión.

El temor es capitaneado por el Ego, el que nos hizo olvidar nuestro origen divino, el que tiene como pilar de sustentación la separación, la duda y se manifiesta, entre muchas otras cosas, por mentira, control, manipulación, superioridad, inferioridad, impulsividad, violencia. Estos son mecanismos a través de los cuales los Índigo no funcionan, se rebelan, confrontan, pues no es una energía inherente a su frecuencia debido a que el temor es aprendido, es decir, no es intrínseco a nuestra esencia. Ellos vienen a crear una sociedad basada en el amor, la cooperación. En cambio, el temor separa, compite, descalifica, por ello no se alinean con la imposición o su contrapartida, la sumisión.

Se rebelan alegando el respeto a su individualidad, haciendo alarde de la realeza de su esencia. Para ellos, la honestidad y la apertura son la base del respeto, la autenticidad y la visibilidad es su mecanismo de vida, todos ellos, atributos propios de cuarta dimensión. De ahí que nos confrontan a los adultos al trabajo de las emociones, del autoconocimiento, del discernimiento de nuestro abordaje en relacionarnos, revisando si es desde el temor o desde el amor.

Sensibilidad psíquica y espiritual

Psíquicamente, al estar más integrados con su esencia, manifiestan dones y capacidades que nosotros, desde nuestra limitación de tercera dimensión, consideramos poderes psíquicos pero, realmente, son la utilización de su cualidad divina expansiva. De ahí que vengan con inherentes capacidades de sanación, manejo de energías a distancia, conexión libre y directa con la supraconciencia, su Yo Superior, manifestándose en telepatía, clarividencia, clariaudiencia, intuición, sueños premonitivos. Al estar su nivel de conciencia más expandido pueden anticipar con gran facilidad las vibraciones de las personas, objetos, situaciones, conociendo de antemano el posible escenario.

Se conectan espontáneamente con su intuición, la voz del alma a través del corazón, la puerta de entrada a lo interdimensional. De ahí su gran sensibilidad. Nosotros, los padres y educadores, debemos preservar, respetar, no bloquear o doblegar esa habilidad, pues, lamentablemente, se requiere sólo de un comentario o invalidación insensible de parte del adulto para desconectar al niño de su intuición. Ella es su bastón de protección, la que lo mantiene a salvo, fuera de peligro conectándolo con su Yo Superior. En el milenio pasado se opacaba la importancia que tenía la intuición porque todo lo que no era concretamente comprobable se desdeñaba. Con esa actitud afianzamos nuestro alejamiento de nuestra esencia, nos desconectamos de nuestro corazón sustituyendo nuestra valía por elementos de aprobación externa. De ahí que cambiamos la conexión del ser por el tener como forma de sentirnos seguros y aceptados.

La intuición no es irracional, no requiere que se le invalide o ignore a través de la razón, ni a través de la desconexión de nuestros sentidos. Los sentidos están para complementar y apoyar la intuición, para darle información, para incentivarnos a poner atención en lo que sucede a nuestro alrededor y relacionarlo. Enseñarles a los niños a que oigan su corazón con la actitud de que honren lo que sienten, es la mejor forma de afianzar la intuición en ellos. El alimentar su intuición le ofrece al niño un mundo amistoso, lleno de aventuras, divertido, porque sabrá retirarse de personas y situaciones que no le son beneficiosas, su corazón se lo dirá y él lo implementará en la medida que respetemos y validemos su intuición. La intuición es como un músculo que necesita ser ejercitado para ser receptivo y nosotros los adultos estamos en el rol de guiar a nuestros hijos a afianzar este sexto sentido.

Si los padres se inclinan a que los hijos se centren en el cumplimiento de metas, a evaluar la vida solo por el resultado, no tolerando equivocaciones, los niños vivirán solo para lograr el éxito, independientemente de cómo logren fomentarlo para obtener la aprobación sus padres. Estas condiciones activan el temor en los niños, haciéndoseles difícil alinearse con la intuición ya que el temor opaca la intuición y por ello hemos crecido oyendo más a nuestros temores que a nuestros corazones. Cada día, los niños cargan las expectativas y ambiciones de los padres sobre sus hombros por lo que el temor es su fuerza conductora. Por ello, la mejor forma de asegurar que los niños crezcan seguros es que se sientan motivados por un sentido de guía interna, en vez de por el temor.

Los niños Índigo ya vienen con su intuición activada porque utilizan un mayor porcentaje del cerebro y una mayor relación entre el lóbulo izquierdo y derecho. Sin embargo, si no nos hacemos solidarios con sus capacidades las podemos bloquear y activar mucha frustración y rabia en ellos. Para ayudar a los niños a que nutran su intuición, lo más importante que deben de hacer los adultos es cultivar la presencia en la acción y escucharlos con atención.

Índigo y rabia

La rabia es una emoción que es considerada normal al sentirla. Todos los seres humanos, tanto grandes como pequeños, han vivido esta emoción,. Sin embargo, es normal porque la mayoría de la gente la ha experimentado, más no es natural porque no es intrínseca a la esencia del ser humano, ya que no nacemos con ella sino que la vamos aprendiendo en el camino de la vida por modelaje, por lo que la conducta se imita después que se la ha visto ejecutar en el entorno.

A medida que los niños Índigo van creciendo vamos observando, con cierta frecuencia, que tienden a ponerse rabiosos. Para entender esta manifestación posible se requiere entender el proceso de la rabia. La rabia es una emoción que se nutre de necesidades insatisfechas cuyos pilares están fundamentados en la injusticia, impotencia, en pensamiento de exigencia y de culpa.

Las manifestaciones de rabia física, ventilada, se notan en gesticulaciones de contracción en el cuerpo como puños cerrados, en tensión muscular de la cara reflejada en ceño fruncido, muecas con la boca, chasquidos de dientes, contracción de la mandíbula, ojos desorbitados, tensión en las cuerdas vocales, expresándose en el subir del tono de la voz, el grito, atropello o abuso verbal y un mayor riego sanguíneo que aumenta la temperatura. Estas pueden haberse visto inicialmente en el círculo familiar primario como son los padres, hermanos; en el secundario como son los abuelos, tíos, demás familiares y/o en el terciario que es el medio ambiente, el colegio, la televisión y otros medios de comunicación. La influencia se minimiza a medida que el círculo se aleja del entorno inmediato del niño.

Si reaccionamos visceralmente a los estímulos, sin modelar calma, los niños aprenden que esa conducta es la adecuada y la copian accionándola cuando se sienten frustrados y las cosas no les salen como ellos desean y esperan. Nuestra reacción les ha dado un patrón, una forma de percibir los hechos. Con ella les hemos proporcionado una evaluación del estímulo bien sea con nuestras palabras o con nuestros gestos, que luego van a imitar. La rabia es una alerta de que no estamos manejando un aspecto emocional en nuestras vidas. Por ello, si actuamos con calma ante una situación de frustración les estaremos dando el mejor regalo de modelaje, la mejor herramienta para manejar las tensiones en el futuro. Los niños aprenden más por lo que viven que por lo que oyen. Por lo tanto, esta emoción se da cuando no se puede manejar el contraste de las emociones fuertes entre lo que se desea y lo que se logra.

En el Índigo, el contraste forma parte de su cotidianidad. Vive emociones fuertes entre lo que su inteligencia espiritual le proporciona y lo que capta de su entorno material. Le cuesta manejarlo pues por su misma condición de expansión, captan multidimensionalmente energías de otros planos más sutiles que lo confrontan con la densidad de la realidad de tercera dimensión, sintiendo un embate energético. Este aspecto se da mayoritariamente en el ser Índigo que tiene mucho tiempo sin reencarnar y que viene a asistirnos a la humanidad en el paso de transición hacia otra dimensión.

A ellos les cuesta manejar la densidad del cuerpo, lo sienten como un freno a su sutileza, sus pensamientos son más veloces que su articulación y sienten impotencia con las herramientas de comunicación como leer, escribir, repetir, pues son métodos muy lentos para su propia velocidad de vibración. También les cuesta poner en práctica la paciencia, pues en sus mundos sutiles la manifestación del deseo o de la intención es inmediata, el tiempo entre estímulo y respuesta no se hace esperar. En cambio, en tercera dimensión el impulso se demora para que pase por todas las matrices de creación y se logre concretizar. Sus pensamientos de exigencia que activan la rabia son más altruistas porque desean que evolucionemos, nos quitemos la venda de la ignorancia de quiénes somos para percatarnos de nuestra esencia y actuar de acuerdo a ella. Para ello, requerimos hacer el esfuerzo de desembarazarnos de las emociones que nos anclan, como el temor. Por lo tanto, nos confrontan con él en la cotidianidad, no haciendo caso a las amenazas, coerciones, castigos que les tratamos de imponer fruto de la necesidad de control, producto de la misma emoción.

La impotencia que sienten es por encontrar aun muchos topes que limar en el medio ambiente, muchas condiciones impuestas en los hogares y colegios, que lo pretenden atar a exigencias que para ellos ya son obsoletas, absurdas, como tener que aprender de memoria las lecciones, perder tiempo en la repetición de detalles cuando su visión es más del todo, holística. Su sentido de urgencia alimenta su impotencia. Por ello, observo con frecuencia que en su vocabulario la palabra injusticia es recurrente. La expresión del “no es justo” se cuela en sus pensamientos pues choca con su profunda necesidad de ser respetado desde pequeño, de vivir un sistema horizontal no vertical, de participación no de autoridad y de llevar a cabo el cambio que ya está presente en él.-Angeles de Luz

jueves, 29 de septiembre de 2011

Claudio Naranjo: “El hombre de hoy sigue siendo un esclavo”

El chileno Claudio Naranjo

“La educación que tenemos roba a los jóvenes la conciencia, el tiempo y la vida”

Cuando uno escucha a este psiquiatra chileno de 75 años da la sensación de estar frente al Jean-Jacques Rousseau de nuestro tiempo.

Cuenta que estaba bastante dormido hasta que en los años 60 se fue a vivir a EE.UU., allí fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en California. Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el mundo espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los introductores de Eneagrama en occidente. También bebió del budismo tibetano y el zen.

Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la investigación y a la docencia en Universidades como Hardvard y Berkeley. Ha fundado el programa SAT, una integración de la terapia Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para enriquecer la formación de profesores. En este momento está lanzando un aviso muy contundente: o cambiamos la educación o este mundo se va a pique.

Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es la problemática de la educación y cuál es tu propuesta?

La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.

La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida.

El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona.

¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos?

La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por si misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mi me parece que estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda.

¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres exactamente?

Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona y esta transformación está muy lejos de la educación actual.

La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico. Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos. Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.

Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los pensadores.

A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse?

Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron en el dominio político, unos 6000 años atrás, se instaura esto que llamamos civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón.

Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia.

La clase política no está dispuesta a apostar por la educación.

La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de esa prisión?

Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una cierta experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya tiene el interés en salir de la prisión de lo intelectual, es muy importante la disciplina de detener la mente, la disciplina del silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales: cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza.

Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis ecológica que vivimos.

Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora.
Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos más recursos de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el combustible será un desastre para el mundo tecnológico que tenemos.

La gente a la que llamamos más primitiva como los indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales y eso nos está llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con un cambio de corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo. Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del planeta.

¿Podríamos decir que has encontrado un equilibrio en tu vida a esas alturas?

Yo diría que cada vez más aunque no he terminado el viaje. Soy una persona que tiene mucha satisfacción, la satisfacción de estar ayudando al mundo en el que estoy. Vivo feliz, si se puede ser feliz en esa situación trágica en la que estamos todos.

Desde tu experiencia, tu trayectoria y tu madurez, ¿cómo procesas el hecho de la muerte?

En todas las tradiciones espirituales se aconseja vivir con la muerte al lado. Hay que hacerse a esa evidencia de que somos mortales y creo que el que toma la muerte en serio no será tan vano. No tienes tanto miedo a cosas pequeñas cuando hay una cosa grande de la cual preocuparte más. Yo creo que la muerte sólo puede superarla uno que en cierto modo muere antes de morir. Uno tiene que morir a la parte mortal, a la parte intrascendente. Los que tienen suficiente tiempo y vocación y que llegan suficientemente lejos en este viaje interior se encuentran tarde o temprano con su verdadero ser. Y ese ser interior o ese ser lo que uno es, es algo que no tiene tiempo y que le da a una persona una cierta paz o un sentido de invulnerabilidad. Estamos muy absortos en nuestra vida cotidiana, en nuestros pensamientos de alegría, tristeza, etc… No estamos en nosotros, no estamos atentos a quien somos. Para eso necesitamos estar muy en sintonía a nuestra experiencia del momento. Esta es la condición humana, estamos viviendo hacia el pasado y el futuro, el aspecto horizontal de nuestra vida. Pero poco atentos a la dimensión vertical de nuestra vida, el aspecto más alto y más profundo, eso es el espíritu y es nuestro ser y la llave para acceder es el aquí y ahora. A veces vamos en busca del ser y a veces nos confundimos en la búsqueda de otras cosas menos importantes como la gloria.

http://www.fundacionclaudionaranjo.com/

Pregunta. ¿Cómo es posible que se deshumanicen los seres humanos?

Respuesta. Cada ser humano cuenta con dos fuerzas antagónicas en su interior. Uno es el falso yo, más conocido como ego o personalidad, relacionado con la ignorancia, la inconsciencia, el egocentrismo, la insatisfacción y el miedo. El otro es el verdadero yo, nuestra verdadera esencia y que está conectado con la sabiduría, la consciencia, el bienestar y el amor incondicional. Cualquier persona que no esté en contacto con su esencia está en vías de deshumanizarse, pues poco a poco va olvidando y marginando sus verdaderos valores, lo que repercute en su forma de pensar, vivir y relacionarse con los demás.

P. ¿Cómo se sabe que una persona vive identificada con su ego?

R. Es fácil: en primer lugar, porque a pesar de hacer y tener de todo siente un vacío en su interior, como si le faltara algo esencial para vivir en paz. De tanto dolor acumulado, finalmente se desconecta de su verdadera humanidad. Desde el ego, las personas actúan movidas por el miedo y la necesidad de supervivencia física y emocional. Su objetivo es conseguir que la realidad se adapte a sus deseos, necesidades y expectativas egoístas, lo que les lleva a vivir una vida marcada por el sinsentido, el malestar y la necesidad constante de evasión y narcotización de sí mismos.

P. ¿Por qué prevalece la deshumanización de las empresas y de la sociedad?

R. Porque llevamos muchas décadas condicionando a los seres humanos con falsas creencias sobre quiénes son y cuál es su relación con el mundo. Debido a la ignorancia ha prevalecido el ego, desde el que se ha construido una sociedad competitiva, agresiva, avariciosa, superficial, insatisfecha, vacía y ambiciosa, que a su vez sigue condicionando a las nuevas generaciones para preservar el establishment.

P. ¿A qué se refiere?

R. El mundo se ha convertido en un negocio en manos de las grandes corporaciones. Debido al sistema monetario, todas las instituciones funcionan bajo un mismo principio creador: su propia supervivencia. Tanto los Gobiernos como las entidades financieras, las empresas y las instituciones religiosas, que tanta influencia tienen en la sociedad, están orientadas a optimizar sus recursos para tener el mayor lucro posible. El bienestar de la humanidad y del medio ambiente les trae sin cuidado porque no es rentable.

P. De ahí la dificultad de tener verdaderos líderes humanistas…

R. Exacto. A la maquinaria del sistema monetario sólo le interesa que las cosas sigan como están, incluyendo los 40 conflictos armados existentes hoy y que tanto dinero generan a la industria armamentística mundial. Por eso, líderes como los hermanos Kennedy, Gandhi, Luther King y tantos otros fueron asesinados. Los que tienen el poder tan sólo están interesados en continuar teniéndolo, y para eso necesitan seguir esclavizando a los pueblos por medio de la deuda y los intereses bancarios, que impiden que la humanidad salga de este círculo vicioso.

P. ¿Y cuál es su propuesta?

R. Un cambio radical en el proceso de formación humano. Ahora prevalece el condicionamiento egoico, que provoca que el hombre siga siendo un esclavo. En cambio, una educación basada en nuestra verdadera naturaleza potencia el desarrollo de nuestra conciencia, lo que nos libera de las falsas creencias acumuladas por el ego y que tanto limitan nuestra existencia. La crisis económica tan sólo pone de manifiesto nuestra crisis de conciencia. Es un indicador de que algo está funcionando muy mal.

P. Usted suele hablar de “la búsqueda de la verdad”…

R. Todos los grandes sabios de la humanidad, como Buda, Lao Tse, Jesucristo o Sócrates, han dicho lo mismo: el sentido de la vida es aprender a trascender nuestro egoísmo y egocentrismo para que podamos ver a los demás y al medio ambiente que nos rodea como parte de nosotros mismos. No existe la fragmentación, sólo la unidad: todos somos uno. Buscar la verdad implica cuestionar el condicionamiento sociocultural recibido para recuperar el contacto con nuestra verdadera naturaleza. No es ningún síntoma de inteligencia adaptarse a una sociedad como la actual, profundamente enferma. El líder que las empresas necesitan para mejorar la realidad debe ser, ante todo, un hombre consciente, libre y sabio. -

http://www.youtube.com/watch?v=33YTh_28G0U&feature=player_embedded


“Adaptarse a esta sociedad enferma no es un síntoma de inteligencia”



http://www.youtube.com/watch?v=GLJTBct5pZ0&feature=player_embedded

“El líder que necesita la empresa es un hombre libre, consciente y sabio”

cambiaelmundodespiertate

miércoles, 28 de septiembre de 2011

LOS NIÑOS ÍNDIGO Y EL PROCESO DE ADAPTABILIDAD Oswaldo Rocha Illescas.-


No es sencillo ser un niño Índigo.

Tampoco es fácil ser padre o maestro de un niño Índigo.


En los años 80, en los Estados Unidos, una conocida espiritualista norteamericana de nombre Nancy Ann Tappe, que aplicaba terapias con el color, comenzó a notar que los niños tenían una coloración azul violeta en las capas más exteriores de sus auras (llámese así al campo energético alrededor del cuerpo humano), cosa que nunca había visto antes. Intrigada, decidió investigar más profundamente y comenzó a reconocer características comunes en todos estos pequeños. Mayor inteligencia, mayor energía, mayor espiritualidad. Todo parecía ser mayor en estos niños a los que bautizó como niños Índigo. Poco tiempo después publicaba Understanding your Life Through Color (Comprendiendo su vida a través del color), un libro que se convirtió en el primero que abordaba seriamente el tema de los niños Índigo y que lanzó este término a los niveles de popularidad que tiene en todo el mundo.

Entre las principales características de los niños Índigo están, en términos generales, su sentido de realeza (un natural sentimiento de tener derecho a estar acá), la necesidad de relacionarse con otros seres, su afán de liderar, su mayor cantidad de energía, su natural sentido de la justicia y de cuestionar patrones establecidos. Es difícil para ellos aceptar el concepto de autoridad propiamente dicho, sobre todo cuando éste no está apoyado en la coherencia de quien ostenta o reclama dicho estatus. Es decir que, en la mayoría de los casos, estos niños lo sacarán de sus casillas en todo momento si es que usted no es coherente entre lo que dice y lo que hace.

Por un lado, es cierto que muchas de estas características eran inevitables, teniendo en cuenta que la sociedad se va convirtiendo cada vez con mayor velocidad en un cúmulo de innovaciones técnicas y de información a todo nivel. La sociedad se está volviendo cada vez más tecnificada, conceptos como la computadora, la Internet, la comunicación en tiempo real, etc, que eran sólo sueños hace algunos años, hoy son una realidad. Es natural entonces que los niños nacidos hoy tengan una mayor empatía con todas estas cosas, por la simple razón de que están naciendo en este medio ambiente cargado de cuestiones tecnológicas.

Hasta allí no es necesario aplicar el concepto de niño Índigo. Sin embargo, se ha preguntado si todas las nuevas características de esta sociedad de la información están basadas en valores verdaderos. No, por supuesto. Esta sociedad se hace cada día más y más caótica. Criamos a nuestros hijos como si preparásemos a un futuro campeón de lucha libre, pero con mucha información en el cerebro, porque asumimos que esta sociedad se va a volver cada vez más salvaje, deshumanizada, donde por selección natural sólo los más fuertes, preparados, titulados, van a poder sobrevivir para lograr un buen puesto de trabajo, un buen auto, un buen departamento y un promisorio futuro, porque pensamos que todas estas cosas nos traerán la felicidad. Estos niños no encajan en esos conceptos creados confusamente por todas las generaciones precedentes, porque todas ellas fundaron una sociedad basada en falsedades inhumanas, no en valores.

Está muy bien que hoy a los niños se les acostumbre a manejar aparatos como la computadora y sus diversas herramientas, cuestiones muy de moda últimamente en todos los sistemas educacionales, seguramente con la idea de que el temprano uso de estas cosas los va a preparar mejor para la vida más adelante. Sin embargo, es mucho mejor tratar de equilibrar el inmenso potencial mental y espiritual que cada uno de estos niños trae consigo, no diciendo con esto que todo lo anteriormente expuesto no sea importante, pero en todo caso debe ser sólo complementario. Y es que la ciencia y la tecnología pueden ser útiles herramientas pero no nos hacen más felices.

Otra característica muy importante que se debe tomar en cuenta es que no todos los niños Índigo son iguales. Los llamamos Índigo como una manera de reconocerlos por sus cualidades y potencialidades psicológicas, mentales y espirituales más desarrolladas, pero no están hechos con molde. Este punto es muy importante porque en la medida en que sepamos “guiar” a estos pequeños, y subrayo esta palabra, podremos verlos más adelante aplicar en la vida diaria todo esa capacidad que llevan dentro. Si por el contrario, ellos no encuentran adecuada guía, todo ese potencial quedará dormido y se convertirán en futuros ciudadanos igualmente condicionados como lo somos la mayoría de nosotros.

Estos chicos, al tener los dos hemisferios cerebrales más dotados e interconectados (el hemisferio izquierdo es el mental, lógico, racional, científico, mientras el derecho es el intuitivo, artístico, espacial), pueden tener, sobre todo en el colegio, verdaderos cortocircuitos con las estructuras educativas tradicionales que se basan en el trabajo exclusivo con uno de los dos hemisferios. Entonces suelen aburrirse terriblemente, no desean ir al colegio porque no lo encuentran atractivo y enriquecedor. Detestan hacer las tareas en el orden en el que “la profesora lo dice”. Y entonces, como consecuencia, son diagnosticados con Desorden de Déficit de Atención o con Hiperactividad. Y comienzan los problemas.

Últimamente se escucha mucho de problemas de falta de atención e hiperactividad en los niños de hoy. Una actitud muy común es tratar de solucionar estos problemas con químicos como la famosa Ritalina (metilfenidato). “De este fármaco se sabe que la Administración Federal de Reglamentación de Drogas (FDEA) coloca al Metilfedinato en la misma clase de drogas que la morfina y otros con aplicación médica legítima, pero con un alto potencial abusivo. Los efectos colaterales (agitación, marcada ansiedad y tensión) de los psicoestimulantes son muy comunes, y muchos médicos recomiendan disminuir de a poco la dosis antes que interrumpir la medicación. La medición de los efectos a largo plazo en medicación pediátrica está prohibida por dilemas éticos y legales en relación a utilizar a niños como sujetos de prueba. La Administración Federal de Alimentos y Drogas ha etiquetado en la Ritalina la siguiente advertencia: “no hay todavía disponibles suficientes datos acerca de la seguridad y eficacia de la utilización a largo plazo de la Ritalina en niños” (Extraído de la página web de Carlos Oñates www.conates.tripod.com.ve).

Esto demuestra que en los Estados Unidos, donde se toman muy en serio asuntos relacionados con la salud, tanto física como mental, este punto ha entrado en los terrenos de la polémica, y confronta directamente a todos aquellos que opinan que bajo ningún concepto se debe suministrar esta droga y los que opinan lo contrario.

Un acercamiento más coherente y humano, en caso de un aparente problema de hiperactividad y/o falta de atención, sería analizar las posibles causas de este tipo de actitudes en el niño, su entorno familiar, su propio proceso de adaptación al medio, su relación con sus padres. No hay que olvidar que los niños van a tener problemas de adaptación, por ejemplo, con su medio educativo porque aún muchas escuelas se basan en técnicas de memorización, técnicas que conforme pasa el tiempo se demuestran cada vez más inconvenientes.

Por otro lado, estos niños no sólo tienen una gran inteligencia sino que su carga espiritual es mayor. Están más predispuestos a las cuestiones del espíritu. No es difícil encontrar pequeños que oran, repiten mantras o participan encantados en ceremonias religiosas de todo tipo. Esta no es una característica casual o circunstancial. Estos niños hacen las cosas porque les nace de lo más profundo del corazón porque su nivel de conciencia está en continua sintonía con las manifestaciones de la espiritualidad más elevada. Hablamos de espiritualidad no de religiosidad. Estos niños no encuentran diferencia entre una religión u otra, todas están bien mientras su discurso y actuación esté basado en coherentes valores. Si lo analizamos fríamente, nos podemos dar cuenta que estos niños, adecuadamente guiados, serán hombres y mujeres más integrales e integrados, donde ciencia y espiritualidad convivirán en perfecta armonía.

En conclusión, podemos decir que no es sencillo ser un niño Índigo. Tampoco es fácil ser padre o maestro de un niño Índigo. A grandes rasgos se han abordado las principales características de estos nuevos niños, y la clave para criarlos es el respeto, la atención, el estar continuamente atento a sus necesidades y, sobre todo, el amor. El proceso de adaptación es en realidad algo mutuo, cambiante, dinámico, como sobrellevar un curso de especialización sobre la marcha, que requiere de años y que una vez terminado ya no tiene posibilidad de enmienda o arreglo. Usted sentirá continuamente que todo lo que cree saber, o que nos inculcaron, no le sirve. Descubrirá con preocupación que debe de reaprender desde otra perspectiva su manera de ver el mundo, la existencia, la vida. Todo este esfuerzo, largo y a veces un tanto difícil, tendrá sus frutos cuando vea que su pequeño “monstruo” se convierte en un niño feliz y usted, sin quererlo, y gracias al amor que lo mueve, se convierte a su vez en una mejor persona.Issa.-

martes, 27 de septiembre de 2011

Paradigma del Sistema Educativo by Javier Catania .-

Paradigma del Sistema Educativo from Javier Catania on Vimeo.



Hay 3 tipos de personas en el mundo: los inamovibles, los movibles y los que se mueven"
Estas son palabras de Benjamin Franklin, recitadas por Ken Robinson en enero del presente año, al finalizar su exposición dada en uno de los eventos organizados por RSA, donde desarrolla algunas de las ideas que luego profundizaría en su charla de mayo en TED "Bring on the Learning Revolution". Learning Cognitive "tradujo" en un formato de animación Scribing, las principales ideas de la charla en RSA.

PREGUNTAS FRECUENTES Jeaneth Suárez.-

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La solución es ser un ser de amor.

Recuerde que tener un niño Índigo es una gran responsabilidad

y es un gran tesoro al mismo tiempo.

Diviértase y vuelva a ser un niño de corazón.

1. ¿Cómo se reconoce que una persona es Índigo?

Son personas muy dinámicas, saben lo que quieren, dicen lo que piensan y actúan de acuerdo a ello. Si en su niñez han tenido la oportunidad de tener padres o personas que los guiaron bien, llenándoles de amor, serán personas con una imagen propia de Dios o sabrán cómo conducirse para llegar a unirse al todo. Son personas dulces y respetuosas por esencia, que responden muy bien a la cordialidad de los demás. Respetan cuando les respetan y aman cuando les han amado. Respetan a sus padres y a las personas que les guían. Si ellos agreden a uno de sus progenitores, lo hacen por autodefensa no por agresividad innata. Son personas que tienen una riqueza interior muy grande y poseen conocimientos más allá de lo aprendido enciclopédicamente. Generalmente, encuentran fácilmente la explicación a cosas inexplicables. Son personas con una alta sensibilidad y pueden percibir el mundo invisible. Son personas que vibran con la naturaleza y el cosmos y les duele cuando se mata a los animales, cuando destruyen las plantas o cuando se lastima a un ser humano sin ninguna razón justificada. En resumen, son seres humanos completos, íntegros, con un alto grado de respeto por los valores humanos (amor, verdad, rectitud, paz y no violencia) que no aceptarán que se les destruya por la incoherencia y la depredación del hombre por el hombre.

2. ¿A qué edad se reconoce a un Índigo?

Se puede reconocer desde el momento del nacimiento. Por ejemplo, en los primeros meses de vida, si los padres están atentos, verán que comienzan a hacer cosas fuera de lo común o son más adelantados que el común de los niños de la misma edad. Cuando son más grandecitos y ya pueden hablar, podrán tener respuestas inesperadas y con una seguridad sorprendente. Por ejemplo, si un niño de un año ocho meses es agredido físicamente por su padre, el pequeño le responde: “Si me vuelves a pegar, me voy de la casa. No necesitas pegarme, sólo dime las cosas y yo entiendo”.

3. ¿Siempre hubo Índigo en la tierra, o es nuevo?

Siempre los niños que han nacido por estas épocas son más adelantados que las generaciones antiguas por la exposición a nueva tecnología o nuevos descubrimientos. Por ejemplo, no era igual un niño de la época de los 40 que un niño de los 60 o 70. O no era igual un niño que ya nació en la época de la televisión. Sin embargo, estos niños nacían con un cuerpo sin un condicionamiento diferente. La diferencia era dada por el ambiente, y no por algo intrínseco. Con los Índigo pasa algo diferente: ellos tienen en su interior una nueva estructura tanto física como espiritual o energética. En lo físico tienen una nueva constitución en su ADN, que les hace más resistentes a la mayoría de las enfermedades del planeta Tierra. Y en lo energético vienen con un sistema diferente más fuerte, con un aura que capta las energías del planeta y las transforman para su beneficio. Vienen con la característica de la espiritualidad, saben que vienen de algo superior y que están aquí para ayudar a concretar el plan divino, desde donde les toque vivir.

4. ¿Cómo diferenciar un Índigo de un niño hiperactivo y/o con déficit de atención?

Fácil, un niño Índigo tiene en su esencia íntima la espiritualidad y tiene mucha sabiduría, saben que existe un ser superior, sin limitarse a una forma específica de la divinidad, o en una religión determinada, respeta a todos en sus creencias. Y si son bien guiados, son respetuosos, aprenden a defenderse sin agresión. Sus actividades siempre tienen un propósito. Pregúntenles que están aprendiendo o por qué hacen lo que hacen y pueden ayudarles a encauzar mejor ese aprendizaje. De esta manera, al entenderles ustedes les ayudarán. Si están confundidos o muy activos pueden ayudarles a encontrar otros medios para llegar a su objetivo. Generalmente, los Índigo saben lo que hacen.



5. Si es Índigo, ¿entonces qué tengo que hacer?

Darles mucho amor, aprender a ser coherente entre lo que piensa, habla y actúa. Crecer espiritualmente y respetarlos. Aprenda a comunicarse de corazón a corazón, recuerde que estos niños pueden leer sus sentimientos y por favor nunca mienta. Solo así podrá ganarse la confianza de su hijo o hija, podrá aprender de ellos y lo podrá ayudar a ser feliz. Se deben poner reglas claras dentro de casa, mismas que deben ser puestas en consideración a todos los miembros de esa familia y todos deben respetarlas. Recuerde que son niños aún y que a pesar de saber para qué han venido, necesitan la guía de los adultos para aprender a manejarse mejor dentro de la sociedad. Sólo así podrán cambiar lo que no esté bien dentro del ambiente en que viven.

6. ¿Ser Índigo es una enfermedad?

De ninguna manera. Todo lo contrario, es una bendición, ya que las familias podrán estar expuestas a su propia verdad y serán obligadas a crecer para avanzar en el camino.

7. ¿No sé a qué escuela enviarle a mi hijo? Lo echaron del cuarto colegio.

Es una de las cuestiones más difíciles porque de acuerdo a mi criterio no existe una escuela o colegio preparado para recibir a estos niños en nuestro país [Ecuador]. En el sistema educativo actual no se respeta la individualidad de la persona y se les prepara para la competitividad. Si ocurriera lo contrario, se encontraría la forma de aprender de cada persona y se enseñaría de acuerdo a ella, a través de clases integradas. Además, se les enseñaría que cada persona es responsable de su aprendizaje y que no existe mayor felicidad que lograr el objetivo con la colaboración de los demás, apoyándose los unos a los otros.

Mientras tanto es necesario tener un diálogo bilateral. Por un lado con los niños, para explicarles la necesidad de asistir a una educación regular para fortalecerse como persona, indicándoles que sólo así, más tarde, podrá saber qué y cómo cambiar con base de juicio vivencial. Por otro lado, con los profesores y personal administrativo de la escuela, explicándoles las condiciones del niño y tratando de darles mayor información para tratar de cambiar en parte la forma de educación.

La lucha mayor es con el ego y la importancia personal, tanto de los compañeros como de los profesores. ¿A quién le gustaría que le digan que está equivocado y que le señalen los errores? Cuídense ustedes también de no caer en el juego de creerse superiores por tener un hijo o hija Índigo. Luchen por la felicidad de sus hijos, tienen que apoyarles. Sean pacientes. Es difícil, busquen colegios con pocos alumnos, expliquen con claridad el porqué su niño o niña fue expulsado de las otras escuelas. Llegue a un acuerdo tanto con el niño o niña como con la escuela. Si les da razones justas a los niños usted podrá tener ganada parte de la batalla. No se imponga, dialogue. No engañe a la escuela justificando a su hijo, dígales como es él, tanto lo positivo como lo negativo. Pero dígales que usted les ayudará en casa.

8. No hace los deberes, ¿qué hago?

Los niños responden bien cuando se los maneja con tratos o acuerdos lógicos. Recuerde que tienen reglas en casa y entre ellas se puede incluir el horario para ver la televisión, hacer las tareas, jugar, acostarse y levantarse. No rompa las reglas con concesiones absurdas, no se deje manejar. Explique a su niño que no está de acuerdo con los deberes que le han mandado, pero es necesario cumplirlos, porque si cumple con lo que le corresponde, él o ella podrá influir en el maestro o maestra y tendrá autoridad para explicarle lo que siente.

9. Hace las tareas rápidamente y sale del aula, ¿qué debo hacer con mis alumnos?

Diviértase con ellos, juegue. Saque partido de la energía que estos niños poseen. Recuerde que la misión como profesor o profesora es enseñar y ser ejemplo de vida. No sea gruñón o gruñona, disfrute y brinde amor. Si cumplen las tareas, programe otras en forma de juego, de esta manera podrá ayudar a los alumnos más lentos. No caiga en la rutina y no sea predecible. Déjeles con ganas de aprender más. Sobre todo bríndeles mucho amor y paciencia.

10. Mi hijo hace diez mil cosas a la vez, ¿debo preocuparme?

No, preocúpese cuando no haga nada. Mejor si usted le provee de más actividades para ayudarle a aprender más y más. ¡No se arrepentirá! Recuerde que sus hijos son en gran parte lo que usted les da. De esta forma, si quiere niños pacientes, bríndeles paciencia, si quiere niños amorosos, deles amor, si quiere niños tranquilos, deles tranquilidad, si quiere que le entienda, entiéndales, si quiere que sean felices, bríndeles un padre feliz, con tiempo para escucharles, compartir con ellos y aprender de ellos.

11. Mi hijo no come carne, ¿qué hacer?

Nada. La carne no es necesaria para la vida. Los niños saben leer a su cuerpo. Ellos realmente comen poco y no les gustará comer carne de ninguna clase. Menos aun cuando saben que para comerla se tiene que sacrificar a los animales.

12. Mi hijo come comida chatarra, ¿lo permito?

Los niños de esta era no se afectan por la comida chatarra. Ellos saben lo que deben comer y si no, lo sabrán al enfermarse o congestionarse. No se preocupe, pero no sea tan permisivo, si usted deja que su hijo coma veinte fundas de papas fritas, sí se enfermará, pero si come una, no tendrá problemas .

13. Come sólo lo que él quiere; únicamente tres cosas, siempre lo mismo y a cualquier hora. ¿Es normal?

Sí, es normal. Recuerde que todos los seres humanos debemos aprender a leer nuestro cuerpo. El hecho de comer tres veces al día es sólo por costumbre, no por necesidad. Lo que sí debe cuidar es que el niño respete las horas de comida y aunque no coma nada debe sentarse en la mesa y compartir con los demás miembros de la familia. Y pregúntele a qué hora desearía comer. De esta manera podrá establecer el horario del niño que muchas veces no cuadra con el de los adultos pero sí sería bueno que tenga ciertas horas para comer algo. En ocasiones no querrá comer nada. No se preocupe qué, cuando tenga hambre, ya pedirá comida. Es importante que tome en cuenta que no coma sólo cosas no nutritivas. Debe haber siempre una proporción entre las golosinas y la comida real. A los niños, por lo general, les gustarán las frutas, determinados vegetales (especialmente las papas), el arroz, el chocolate, el yogurt, el queso.

14. No me hace caso, ¿qué hacer para que me obedezca?

Sea coherente. Comuníquese con él o ella, no le agreda ni física, ni verbalmente y menos aún con el pensamiento. Recuerde que responde al amor. Advierta las consecuencias de no respetar las reglas (éstas deben ser claras) y procure cumplirlas. Él aprenderá pronto. Si le envía a su habitación castigado, no le deje solo, debe estar junto a él o ella sin hablarle, al menos hasta que le pase la rabieta y esté dispuesto a hablar y comunicarse coherentemente. Nunca hable con coraje. Usted es el ejemplo de su hijo, hija o alumno o alumna. Si quiere niños obedientes, siga las reglas del amor. Gánese a los niños con paciencia y respételos. No se deje manipular y ponga límites claros de mutuo acuerdo.

15 . ¿Es normal que mi hijo tenga premoniciones o experiencias extrasensoriales?

Si, es normal. Son niños muy sensibles a lo invisible. No se asuste, dialogue; dígale que le explique lo que ve y busque usted una explicación con gente que conozca de estos temas. No le asuste, dígale que es normal. Pídale que acepte todo lo bueno y positivo, todo lo que viene de Dios. Y si no proviene de esta fuente, que lo rechace. Enfatice que nada le puede causar daño si él no lo permite.

16. Mi hijo se pone hipersensible, llora por los perros de la calle ¿cómo protegerlo?

Ustedes son la protección, deles amor. Para ayudarles, es bueno hacer una de las siguientes preparaciones:

1. Haga infusión de rosas blancas con cáscara de naranja y mandarina.

2. Haga infusión de cáscara de durazno, con limón y sauce llorón.

3. Haga una infusión de una flor de color blanco y una flor de color rojo.

Cualquiera de estas preparaciones el niño puede tomar durante el día, endulzado o no con miel de panela o miel de abeja, de acuerdo a lo que el niño o niña quiera. Y si se resiste a tomar esto, prepare un batido de frutas o jugos con esta infusión, o que lo beba acompañada con una gaseosa.

17. ¿Es normal que tenga una sexualidad precoz?

Generalmente son más adelantados, pero es necesario que tengan una guía. Recuerde que es bueno hablar con los hijos de sexualidad desde muy pequeños y de manera natural. Ya deberían estar preparados sobre el tema antes de los diez años de todas maneras. Es importante que sean guiados y recuerden que son como esponjas, por lo cual no los exponga a películas o programas que tengan un alto grado de sexualidad. Y si lo hace, explique lo que están viendo.

18. ¿Es verdad que los Índigo son sanadores?

Todo depende de la misión para la que vengan. Unos serán más sanadores que otros, pero todos tendrán un grado como sanadores. Lo que sí pueden hacer todos es autocurarse. Si se les explica desde pequeños que pueden ayudarse a sí mismos y a otros con solo desearlo, ellos lo podrán hacer de una manera segura y natural.

19. ¿Existen adultos Índigo? ¿Abuelos?

Sí los hay. Ellos han venido un poco antes para poder traer a la vida a los niños cristal o a los “master aurient” (tercera generación).

20. Se asusta mi hijo de noche y se pasa a mi cama, ¿qué hago?

Dele amor. Sentirá su baño de seguridad y le pasará. Explíquele que nada le puede hacer daño y que él o ella tiene la capacidad de luchar contra todo y que puede defenderse. Y si no ha aprendido todavía, dígale que siempre cuenta con usted para defenderlo, si es necesario físicamente, pero en especial energéticamente.

21. Me preocupa el futuro de mi hijo, le veo desadaptado, ¿qué hacer?

Tener paciencia. Comuníquese y vea qué es lo que quiere o para lo que ha venido. Mande mucho amor y ayúdele, todo el tiempo. Recuerde que quizás la única persona con la que cuente es usted. No permita que sienta el abandono y la soledad. Si está desadaptado es porque usted también ha contribuido a esto. Corrija sus errores, no se sienta culpable y siga adelante. Hable, hable, hable. Con su hijo, sus familiares, sus amigos, los profesores. Pero sobre todo con usted mismo y trace un plan de acción. Incluya lo que desea para su hijo y su familia, defina las reglas de casa, comience de nuevo, haga pactos y acuerdos claros. Recuerde que la comunicación es la tabla de salvación .

22. ¿Cómo decir a la familia y a la escuela que es Índigo? ¿Necesita un trato especial?

No necesita decir a los cuatro vientos que el niño es Índigo. A menos que tenga problemas. Si lo tiene que decir, debe dar la información correspondiente. Entre más informados estén los personeros de la escuela, más sabrán como tratar a su hijo. Forme un comité especial de padres o hable con el comité central de padres. Organice talleres de capacitación para padres y profesores. No diga que es por su hijo, diga que es por todos los niños que se encuentran en la escuela. Entre menos especial sea el trato menos diferenciación habrá. Lo que debe propenderse es hacer que los niños de toda la escuela sean felices y, sean Índigo o no, necesitan ser escuchados y respetados.

23. ¿Cómo manejar el ego de los chicos (y de los padres)? ¿Hay que decirles qué son Índigo?

Una buena manera es evitar la competitividad entre los seres humanos. Qué diferente sería nuestro planeta si tan sólo comprendiéramos que cada uno es una pieza importante y única en el universo y que si causamos daño al otro, nos hacemos daño a nosotros mismos. Si son realmente Índigo no tendrán problema con el ego, ya que por lo general no les gusta sobresalir o aparecer como estrellas (aunque nunca pasan desapercibidos), y nunca querrán burlarse o maltratar a los demás. Ellos serán agresivos solamente cuando no comprendan por qué les hacen daño.

24. ¿Hay colegios especiales para los Índigo?

En este momento en nuestro país [Ecuador], no. Pero pronto veremos cómo la presión de los niños hace que el sistema educativo cambie de raíz.

25. Mi hijo me da miedo, se me va de las manos, ¿cuál es el problema?

El problema radica en su propia inseguridad [de la madre o del padre] y la falta de conocimiento de cómo actuar o qué hacer. El problema es el miedo a que descubran su interior y que exista alguien que le conozca más que usted mismo. El problema es que usted quería tener un hijo para enseñarle y no acepta que ahora tiene un niño que le puede enseñar. La solución es fácil: aprenda a actuar como un ser humano verdadero, íntegro, unido al universo y todo fluirá. La solución está en ser feliz, diviértase y abra su mente y corazón.Angeles de Luz

jueves, 22 de septiembre de 2011

La pérdida de la inocencia. Dr. Miguel Ruiz.-


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Los humanos somos, por naturaleza, seres muy sensibles. Pero si tenemos una
sensibilidad tan elevada es porque percibimos todas las cosas a través del cuerpo
emocional. Este cuerpo emocional es como un aparato de radio que se puede
sintonizar para percibir determinadas frecuencias o bien para reaccionar frente a otras.
La frecuencia normal de los seres humanos antes de la domesticación se ajusta en la
exploración y el disfrute de la vida; estamos sintonizados para amar. De pequeños no
definimos el amor como un concepto abstracto, sólo lo vivimos. Es tal como somos.
Tanto el cuerpo emocional como el cuerpo físico cuentan con un componente
parecido a un sistema de alarma que nos permite saber cuándo algo no va bien. En el
caso del cuerpo físico este sistema de aviso es lo que denominamos dolor.
Cuando sentimos dolor es porque hay algún problema en nuestro cuerpo, algo que
es necesario examinar y sanar. En el caso del cuerpo emocional, el sistema de alarma es
el miedo. Siempre que sentimos miedo es porque alguna cosa no va bien. Quizá corra
peligro nuestra vida.
El cuerpo emocional percibe las emociones, pero no a través de los ojos. Las
emociones se perciben a través del cuerpo emocional. Los niños sencillamente
«sienten» emociones, pero su mente racional no las interpreta ni las cuestiona. Esta es
la razón por la que aceptan a determinadas personas y rechazan a otras. Cuando no se
sienten seguros cerca de una persona, la rechazan porque son capaces de sentir las
emociones que esa persona proyecta. Los niños perciben fácilmente cuando alguien
está enfadado, ya que su sistema de alarma les provoca un pequeño miedo que les dice:
«No te acerques», y siguiendo su instinto, no lo hacen.
Aprendemos a tener un determinado estado emocional según la energía emocional
que impregne nuestro hogar y de cómo reaccionemos personalmente a esa energía. A
eso se debe que cada componente de la familia, aunque sean hermanos, reaccione de
un modo diferente dependiendo de la manera en que haya aprendido a defenderse a sí
mismo y a adaptarse a las circunstancias. Cuando los padres se pelean constantemente,
falta la armonía y el respeto entre ellos, y se mienten, los niños siguen su ejemplo
emocional y aprenden a ser como ellos. Y aunque les digan que no sean así y que no
mientan, la energía emocional de sus padres y de toda su familia les hará percibir el
mundo de una manera similar.
La energía emocional que impregne nuestro hogar sintonizará nuestro cuerpo
emocional con esa frecuencia. El cuerpo emocional empieza a cambiar su sintonización
y llega un momento que deja de ser la sintonización normal del ser humano. Jugamos
al juego de los adultos, jugamos al juego del Sueño externo y perdemos. Perdemos
nuestra inocencia, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestra felicidad y nuestra
tendencia a amar. Nos vemos forzados a cambiar y empezamos a percibir otro mundo,
otra realidad: la realidad de la injusticia, la realidad del dolor emocional, la realidad del
veneno emocional. Bienvenidos al infierno: el infierno que los seres humanos crean, el
Sueño del Planeta. Somos bienvenidos a este infierno, pero no lo hemos inventado
nosotros. Ya estaba aquí antes de que naciésemos.
Si observas a los niños podrás ver cómo se destruye el amor verdadero y la
libertad. Imagínate a un niño de dos o tres años que corre y se divierte en el parque.
Mamá está mirando al pequeño y tiene miedo de que se caiga y se lastime. Entonces se
levanta para detenerlo, pero el niño, creyendo que está jugando con él, intenta correr
todavía más deprisa. Los coches pasan cerca, por una calle próxima, y eso intensifica
todavía más el miedo de mamá hasta que, finalmente, lo atrapa. El niño espera que ella
se ponga a jugar con él, y sin embargo lo único que recibe es una azotaina. ¡Boom!
Esto le causa un sobresalto. La felicidad del niño no era otra cosa que la expresión del
amor que emanaba de él, pero después de eso es incapaz de comprender por qué su
madre actúa de ese modo. Con el tiempo, este tipo de sobresalto acabará por bloquear
el amor. El niño no comprende las palabras, pero aun así, se pregunta: «¿Por qué?».
Y de este modo, correr y jugar, una expresión del amor, ha dejado de ser algo
seguro porque, cuando expresas tu amor, tus padres te castigan. Te envían a tu
habitación y no puedes hacer lo que quieres. Te dicen que estás siendo un niño o una
niña mala y eso te hace sentir humillado, significa castigo.
En ese sistema de premios y castigos existe un sentido de la justicia y de la
injusticia, de lo que es legítimo y de lo que no lo es. El sentido de la injusticia es como
un cuchillo que abre una herida emocional en la mente. Después, según cómo
reaccionemos ante la injusticia, la herida puede infectarse con veneno emocional. Pero
¿por qué se infectan algunas heridas? Veamos otro ejemplo.
Imagínate que tienes dos o tres años. Te sientes feliz, estás jugando, explorando.
Aún no tienes conciencia de lo que es bueno o de lo que es malo, de lo que es correcto
o incorrecto, de lo que deberías hacer y de lo que no deberías hacer, porque todavía no
estás domesticado. Estás jugando en la habitación con un objeto que se encuentra
cerca de ti. No tienes intención de hacer nada malo, ni de intentar causarle daño a
nadie, pero estás jugando con la guitarra de tu papá. Para ti es sólo un juguete; no
quieres hacerle el menor daño a tu padre. Pero él tiene uno de esos días en los que no
se siente bien. Tiene problemas en su trabajo. Entra en la habitación y te encuentra
jugando con sus cosas. Se enfada de inmediato, te coge y te da una zurra.
Desde tu punto de vista, es una injusticia. Tu padre no hace más que entrar, y con
su enfado, te hace daño. Confiabas plenamente en él porque es tu papá, alguien que,
por lo general, te protege y te permite jugar y ser tú mismo. Sin embargo, ahora hay
algo que no acaba de encajar. Ese sentido de la injusticia es como un dolor en el
corazón. Te sientes vulnerable; te hace daño y te hace llorar. Pero no lloras únicamente
porque te ha dado una azotaina. No es la agresión física lo que te duele; lo que te
parece injusto es la agresión emocional. No habías hecho nada malo.
Ese sentido de la injusticia abre una herida emocional en tu mente. Tu cuerpo
emocional está herido, y en ese momento, pierdes una pequeña parte de tu inocencia.
Aprendes que no puedes confiar siempre en tu padre, y aun en el caso de que tu mente
todavía no lo sepa, porque no lo analiza, sí lo comprende: «No puedo confiar». Tu
cuerpo emocional te dice que existe algo en lo que no puedes confiar y que ese algo
puede repetirse.
Quizá reacciones con miedo; quizá con enfado o con timidez o sencillamente te
pongas a llorar. Pero esa reacción ya es producto del veneno emocional porque, la
reacción normal antes de la domesticación es que, cuando tu papá te da una bofetada,
tú quieras devolvérsela. Le pegas o sólo intentas levantar la mano, pero lo único que
consigues con eso es que él se enfade todavía más contigo. Solamente has levantado la
mano, pero has conseguido que reaccione con mayor enfado y recibes un castigo
todavía peor. Ahora sabes que te destruirá. Ahora le tienes miedo y dejas de defenderte
porque eres consciente de que, si lo hicieses, únicamente conseguirías empeorar las
cosas.
Sigues sin comprender el porqué, pero sabes que tu padre puede incluso matarte.
Esto abre una herida atroz en tu mente. Antes de que ocurriese todo, tu mente estaba
completamente sana; eras del todo inocente. Sin embargo, ahora, después de estos
acontecimientos, la mente racional intenta hacer algo con esa experiencia. Aprendes a
reaccionar de un modo determinado, de una manera particular, tuya. Guardas la
emoción en ti y eso cambia tu forma de vivir. Y a partir de entonces, esta experiencia
se repite cada vez con mayor frecuencia. La injusticia proviene de mamá y de papá, de
los hermanos y de las hermanas, de los tíos y las tías, del colegio, de la sociedad, de
todos. Con cada miedo aprendes a defenderte, pero no lo haces de la misma manera
que antes de la domesticación, cuando te defendías y seguías jugando.
Ahora hay algo dentro de la herida que, en un principio, no parece representar un
gran problema: el veneno emocional. No obstante, el veneno emocional se acumula y
la mente empieza a jugar con él. A continuación, el futuro empieza a preocuparnos un
poco porque tenemos el recuerdo del veneno y no queremos que vuelva a ocurrir.
También tenemos recuerdos de cuando hemos sido aceptados; recordamos a mamá y a
papá siendo buenos con nosotros y viviendo en armonía. Queremos esa armonía pero
no sabemos de qué modo crearla. Y, como estamos en el interior de la burbuja de
nuestra propia percepción, nos parece que cualquier cosa que sucede a nuestro
alrededor ha sido provocada por nosotros. Creemos que mamá y papá se pelean por
nuestra culpa incluso cuando no tiene nada que ver con nosotros.
Poco a poco perdemos nuestra inocencia; empezamos a sentir resentimiento, y
después, ya no perdonamos más. Con el tiempo, estos incidentes e interacciones nos
enseñan que no es seguro ser quienes realmente somos. Por supuesto, la intensidad de
todo esto varía en cada ser humano según sea su inteligencia y su educación.
Dependerá de muchos factores. Si tienes suerte, la domesticación no será tan fuerte.
Ahora bien, si no eres tan afortunado, la domesticación puede ser tan dura y causar
unas heridas tan profundas que incluso tengas miedo de hablar. El resultado es: «Oh,
soy tímido». La timidez es el miedo a expresarse uno mismo. Quizá creas que no sabes
bailar o cantar, mas esto es sólo la represión de un instinto humano natural: expresar el
amor.
Los seres humanos utilizamos el miedo para domesticar a otros seres humanos;
cada vez que experimentamos una nueva injusticia, nuestro miedo aumenta. El sentido
de la injusticia es como un cuchillo que abre una herida en nuestro cuerpo emocional.
El veneno emocional se genera a partir de la reacción frente a lo que consideramos una
injusticia. Algunas heridas se curarán, pero otras se infectarán con más y más veneno.
Cuando estamos llenos de veneno emocional, sentimos la necesidad de liberarlo, y para
deshacernos de él, se lo enviamos a otra persona. ¿Y cómo lo hacemos? Pues captando
su atención.
Tomemos el ejemplo de una pareja corriente. Por la razón que sea, la mujer está
enfadada. Está llena de veneno emocional debido a una injusticia que tiene su origen
en el marido. Éste no se encuentra en casa, pero ella recuerda la injusticia y el veneno
aumenta en su interior. Cuando el marido llega, lo primero que ella quiere hacer es
captar su atención porque, cuando lo haga, podrá traspasarle a él todo el veneno y
entonces sentirse aliviada. Tan pronto le dice lo malo, estúpido o injusto que es, le
transfiere a su marido el veneno que acumulaba en su interior.
Habla y habla sin parar hasta que consigue captar su atención. Finalmente, él
reacciona y se enfurece, y entonces, ella se siente mejor. Sin embargo, ahora el veneno
recorre el cuerpo de él y siente la necesidad de desquitarse. Tiene que captar la atención
de ella a fin de librarse del veneno, pero ya no es sólo el veneno de ella: es el veneno de
ella más el veneno de él. Si observas esta interacción detenidamente, comprenderás que
lo que están haciendo es hurgar en sus respectivas heridas y jugar a ping-pong con el
veneno emocional. De este modo, el veneno seguirá aumentando sin parar hasta que,
algún día, uno de los dos estalle. Aun así, esta es la manera en que los seres humanos
nos relacionamos a menudo.
Al captar la atención, la energía va de una persona a otra. La atención es algo muy
poderoso en lamente del ser humano. De hecho, en todo el mundo las personas van
continuamente a la caza de la atención de los demás, y cuando la capturan, crean
canales de comunicación. Pero al igual que se transfiere el sueño y el poder, también se
transfiere el veneno emocional.
Normalmente, nos liberamos del veneno traspasándoselo a la persona que creemos
responsable de la injusticia, pero si esa persona es tan poderosa que no podemos
enviárselo, entonces lo lanzamos contra cualquier otra sin importarnos de quien se
trate. Por ejemplo a los niños, que no son capaces de defenderse de nosotros,
estableciendo así relaciones abusivas. De este modo, la gente que tiene poder abusa de
los que tienen menos, porque necesita deshacerse de su veneno emocional. Hay que
desprenderse del veneno, y por eso en ocasiones, no se tiene en cuenta la justicia; sólo
queremos deshacernos de él, queremos paz. Esa es la razón por la que los seres
humanos andan siempre detrás del poder, porque, cuanto más poderoso se es, más
fácil resulta descargar el veneno sobre los que no pueden defenderse.
Por supuesto, estoy hablando de las relaciones en el infierno, de la enfermedad
mental que existe en el planeta. No hay que culpar a nadie de esta enfermedad; no es
buena ni mala ni correcta ni incorrecta; sencillamente, esa es la patología normal de
esta enfermedad. Nadie es culpable por comportarse de manera abusiva con los demás.
Del mismo modo que la gente de aquel planeta imaginario no era culpable de que su
piel estuviese enferma, tú no eres culpable de tener heridas infectadas con veneno.
Cuando estás herido o físicamente enfermo, no te culpas a ti mismo por estarlo.
Entonces, ¿por qué sentirse mal o culpable si tu cuerpo emocional está enfermo?
Lo que sí es importante es cobrar conciencia de que tenemos este problema, ya
que cuando lo hacemos así, tenemos la oportunidad de sanar nuestro cuerpo y nuestra
mente emocional y de dejar de sufrir. Sin esa conciencia, no es posible hacer nada. Lo
único que nos queda es continuar sufriendo las consecuencias de nuestra interacción
con otros seres humanos, y no sólo eso, sino también sufrir a causa de la interacción
que mantenemos con nuestro propio yo, porque también nos tocamos nuestras
propias heridas con el único propósito de castigarnos.
En nuestra mente hay una parte, creada por nosotros, que siempre está juzgando.
El Juez juzga todo lo que hacemos, lo que no hacemos, lo que sentimos, lo que no
sentimos. Nos juzgamos a nosotros mismos de manera continua y juzgamos
incesantemente a los demás basándonos en nuestras creencias y en nuestro sentido de
la justicia y demás estén equivocados. Sentimos la necesidad de tener «razón» porque
intentamos proteger la imagen que queremos proyectar al exterior. Tenemos que
imponer nuestro modo de pensar, no sólo a otros seres humanos sino también a
nosotros mismos.
Cuando cobramos conciencia de todo esto, comprendemos con facilidad por qué
no funcionan las relaciones: con nuestros padres, con nuestros hijos, con nuestros
amigos, con nuestra pareja e incluso con nosotros mismos. ¿Por qué no funciona la
relación que mantenemos con nosotros mismos? Porque estamos heridos y llenos de
todo ese veneno emocional que a duras penas somos capaces de manejar. Estamos
llenos de veneno porque hemos crecido con una imagen de perfección que no se
corresponde a la realidad, que no existe, y sentimos esa injusticia en nuestra mente.
Hemos visto de qué modo creamos esa imagen de perfección para complacer a los
demás, aun cuando ellos crean su propio sueño, que no guarda ninguna relación con
nosotros. Intentamos complacer a mamá y a papá, intentamos complacer a nuestro
profesor, a nuestro guía espiritual, a nuestra religión, a Dios. Pero la verdad es que,
desde su punto de vista, nunca seremos perfectos. Esa imagen de perfección nos dice
cómo deberíamos ser a fin de reconocer que somos buenos, a fin de aceptarnos a
nosotros mismos. Pero ¿sabes qué? De todas las mentiras que nos creemos de nosotros
mismos, esta es la más grande, porque nunca seremos perfectos. Y no hay manera de
perdonarnos por no serlo.
Esa imagen de perfección cambia nuestra forma de soñar. Aprendemos a negarnos
y a rechazarnos a nosotros mismos. Según todas las creencias que tenemos, nunca
somos lo bastante buenos o lo bastante adecuados o lo bastante limpios o lo bastante
sanos. Siempre existe algo que el juez no acepta ni perdona jamás. Por esta razón
rechazamos nuestra propia humanidad; es decir, esta es la razón por la que no nos
merecemos ser felices; esta es la razón por la que buscamos a alguien que nos maltrate,
a alguien que nos castigue. Y debido a esa imagen de perfección nos sometemos a un
alto nivel de maltrato personal.
Cuando nos rechazamos a nosotros mismos y nos juzgamos, cuando nos
declaramos culpables y nos castigamos de una manera tan excesiva, tenemos la
sensación de que el amor no existe. Parece como si en este mundo sólo existiera el
castigo, el sufrimiento y el juicio. El infierno tiene muchos niveles diferentes. Algunas
personas caen muy profundamente en el infierno y otras apenas están en él, pero de
todos modos, ahí es donde se encuentran. En el infierno se dan relaciones muy
abusivas, aunque también hay otras en las que apenas existe el abuso.
Ya no eres un niño, así que si estás manteniendo una relación abusiva es porque
aceptas ese maltrato, porque crees que te lo mereces. Y aunque la cantidad de maltratos
que estás dispuesto a aceptar tiene un límite, debes saber que no hay nadie en el mundo
entero que te maltrate más que tú mismo. El límite del maltrato que tolerarás de otras
personas es exactamente el mismo al que te sometes tú. Si alguien te maltrata más de lo
que tú mismo te maltratas, te alejas, corres y te escapas de él. Ahora bien, si esa
persona te maltrata sólo un poco más de lo que tú mismo te maltratas, quizás aguantes
más tiempo. Todavía te mereces ese maltrato.
Por lo general, en las relaciones corrientes que mantenemos en el infierno se trata
de pagar por una injusticia; de desquitarse. Te maltrato a ti de la manera que necesitas
que te maltraten y tú me maltratas a mí de la manera que yo necesito que me maltraten.
El equilibrio es bueno; funciona. La energía atrae un mismo tipo de energía, por
supuesto, un mismo tipo de vibración. Si una persona se te acerca y te dice: «Oh, me
maltrata tanto» y tú le preguntas: «Bueno, ¿por qué sigues ahí?» ni siquiera sabrá
contestarte por qué. La verdad es que necesita ese maltrato porque esa es su manera de
castigarse.
La vida te trae exactamente lo que necesitas. En el infierno existe una justicia
perfecta. No hay nada a lo que podamos echarle la culpa. Incluso podemos decir que
nuestro sufrimiento es un regalo. Basta con que abras los ojos y mires lo que te rodea
para limpiar el veneno, sanar tus heridas, aceptarte y salir del infierno.
Gracias ISSA